sábado, 25 de junio de 2011

Bajo cero

Niebla su ya pétreo cuerpo envuelve,
nieve, sus párpados,
carámbanos en el techo,
y sobre el altar, candelabros.
De los órganos y las arpas el eco
en la cámara retumba,
su pecho una daga atraviesa,
con gélido hálito suspira
y ya el calvario cesa
y ya en sepulcro perpetuo lánguido expira.